(extracto del libro “HISTORIA DEL ABERTZALISMO VIRTUAL” (págs 124-126). Igor Meltxor)
El 23 de enero de 1987 se inciciaba la dispersión de presos politicos vascos, con el traslado de doce presos desde la cárcel de Herrera de la Mancha a las prisiones de Ocaña, Huesca y Zaragoza. Al dia siguiente, cuatro presos mas fueron trasladados desde Herrera a la prisión de Almería.
Comenzaba así una politica de dispersión basada en el sufrimiento y en la vulneración continua de los derechos de los reclusos. Una politica que hoy por hoy sigue vigente.
La politica de dispersión puesta en practica por el Gobierno español de Felipe González tuvo al PNV como un aliado necesario y responsible de las consecuencias que tan cruel politica ocasionaron a los presos y presas politcos. Los aislamientos masivos (más de 400) y las palizas sistemáticas daban buena muestra del talante represivo del PSOE. Las medidas emprendidas contra los reclusos eran parte de un plan perfectamente diseñado por un Gobierno que tenía en el PNV a su mejor colaborador.
El nuevo pacto de Gobierno PNV-PSOE firmado por Txiki Benegas y Xabier Arzalluz el 23 de febrero de 1987, estrecharía aún mas los lazos existentes entre ambas formaciones y reforzarían aun más las tesis que veían especialmente positiva la politica penitenciaria. El Pacto de Gobierno se podría resumir en una “lealtad plena a la Constitución española”, “potenciación del Estatuto vascongado”, y “apoyo total a las medidas penitenciarias auspiciadas por el Gobierno español”, o lo que es lo mismo, el PNV avalaba plenamente la dispersión de presos. Otra triste página en la historia del partido fundado por Sabino Arana, una más.
Los rumores sobre los privilegios de los reclusos en distintas cárceles del Estado español, eran constantes, y no pretendína nada más que desprestigiar las luchas de los presos, creando un clima de tensión, tanto dentro como fuera de las prisiones. La “teoria del turrón”, en cuanto a las diferencias entre presos duros o blandos, pretendían crear divisiones y contradicciones en el colectivo de presos. Politicos del PNV, junto al Gobierno español de Gonzalez, y con la impagable ayuda de distintos medios de comunicación, colaboraron en extender estas teorias. Se trataba de agudizar el sufrimiento, el aislamiento y la contradicción.
El PNV mostró su disposición a seguirle el juego al PSOE, participando de manera activa en la desligitimación y criminalización constante de todo el colectivo. El PNV llegó al punto de aportar un asesor a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. Los jeltzales se convirtieron en poco tiempo en colaboradores de la sistemática restricción de visitas a familiares de presos, prohibición de asistencia médica extrapenitenciaria, palizas, aislamientos… El propio Arzalluz, llegaría a decir en relación a la politica de dispersión: “No veo ninguna violación del derecho ni siquiera a la luz del derecho comparado” (16.8.1989)
Arzalluz justificaba su argumentación, recordando las medidas tomadas por Alemania, con los miembros del grupo Beader Meinhoff. El presidente del EBB se pasó años justificando la dispersión de presos politicos vascos asi como las medidas aplicadas a instancias del Gobierno español.
El embajador español en la CAV, José Antonio Ardanza, también fue uno de los cómplices de aquellas medidas, erigiendose durante su mandato en fiel defensor del alejamiento de presos. Entre muchas lindezas dirigidas contra las personas presas, afirmaría: “Lo más adeacuado para los intereses de los presos es que sigan como están”(1.10.1991).
Tal y como explicaba Ardanza, así continúan en la actualidad, aunque erró, a sabiendas, en que fuera lo más adecuado para los presos. Otra de las tácticas politicas del PNV fue la de esgrimir el argumento de la “manipulación” por parte de la izquierda abertzale de los presos, con continuas declaraciones públicas y difamaciones en los medios de comunicación. En este clima de tensión, Arzalluz no dudaria en afirmar que: “mientras esta situación continúe, mi partido carece de argumentos para instar al Gobierno central a que los encarcelados se les deje llevar una vida normal dentro del reglamento penitenciario” (mayo 1992).
Cínicos argumentos para continuar dando apoyo a una politica de exterminio continuo y de vulneración constante de los derechos fundamentales.
Aunque en la actualidad, el PNV intente sacar pecho mostrándose como uno de los principales defensores del acercamieno de los presos a Euskal Herria, no debemos de olvidar que fue este partido el primer cómplice del Gobierno del PSOE. Una actitud que no varió a lo largo de muchos años, y que supuso un plus de sufrimiento no solo para los reclusos, sino para cientos de familias que veían atónitas como el PNV escribía una página más de traición al pueblo vasco.
No hace tantos años, cuando los familiares de presos realizaban concentraciones semanales frente a la sede del PNV en Bilbo, lo viernes por la tarde antes de que muchos familiares partieran en autobuses a visitar a sus seres más queridos, al grito de “Euskal Presoak Euskal Herrira”, eran recibidos por las jueventudes del PNV y afiliados del partido coreando el triste cántico de “Euskal Presoak Dinamarkara”. Resulta muy necesario recordar el pasado, para caminar con pies de plomo en un futuro.