Son poderosos y se sienten fuertes. En el campo laboral están sembrando la semilla de la insolidaridad. Saben que de esa manera, uno a uno, ellos ganan por el elevado desequilibrio existente. No son nuevas las palabras del presidente de Confebask, Roberto Larrañaga. Suenan a futuro de engaño, pero son el pasado y el presente donde los trabajadores estamos reflejados en ese espejo de la precariedad, la flexibilidad y los bajos salarios. Se apoyan en la desregulación del mercado laboral, que los gobiernos les han puesto en bandeja, para jugar con el “ejército de parados y precarios”. Crean pobreza para los demás y solo riqueza para ellos.
La clase trabajadora solo gana en conjunto, cuando entona el plural. Se sabe que cuando emprende la lucha, lo consigue.
De ahí, este nuevo desafío de Confebask: quiere desarmar el espíritu y la acción colectiva. Si lo consigue, no tendrá barreras, que le impidan el único fin que persigue: la dominación absoluta.
Somos culpables los trabajadores (cada uno en nuestra medida, sin duda) de otorgar poder a partidos políticos sumisos a la élite económica y empresarial. En contra de lo que se pueda pensar, quienes gobiernan al pueblo, no están del lado de la mayoría débil, la que sufre; están a favor del poderoso. Y los empresarios, también lo saben y lo han practicado siempre y llega una nueva ocasión. Porque detrás de ese “Modelo de Relaciones Laborales de Futuro” que presentó el rpesidente de Confebask, solo existe un modelo de dominación absoluta. Dice que van a ser más transparentes y que quieren llevar confianza a las plantillas y, alguno incluso, habló de mantener salarios dignos, pero la realidad es terca e implacable.
Un tercio de los contratos que se firman por parte de los empresarios tienen una duración inferior a siete días. Alta precariedad, que conlleva una no cotizaicón social y lo que lleva a que la hucha de las pensiones se encuentre desvalijada practicamente. Otro dato, nos hablan de adaptar la formación a las exigencias de la empresa. ¡Vaya! Con la juventud más precarada y resulta que les falta mano de obra. No me lo creo. Lo que quieren, como ya lo han denunciado las organizaciones juveniles, es tener a los jóvenes ‘formándose’ a un precio casi gratis y en condiciones de semiesclavitud.
Y, por último, si tan buenas intenciones tienen las palabras del presidente de Confebask, que estuvo acompañado por la consejera de Competitividad y Desarrollo, Arantxa Tapia (la del papelón de Arcelor Mittal) ¿qué hacen las empresas en la negociación colectiva? Los últimos datos confirman que 105.177 trabajadores han perdido sus convenios y otros 300.845 los tienen prorrogados o pendientes de renovar, es decir 3 de cada 4, está con convenios sin renovar, mientras vemos como los empresarios elevaron sus salarios el año pasado por encma del 3,5% (como media) y sin referirme a los sueldos estratosféricos de algunos como el del presidente de Iberdrola.
Además, Larrañaga fueron una cortina de humo para ocultar que muchos empresarios están en el ojo del huracan del fraude fiscal, de la economía sumergida y habitan esos paraísos fiscales que estos días se han vuelto a poner de moda. Porque, no hace mucho, un diputado foral de Hacienda ya me diho que los emrpesarios vascos obtienen unos rendimientos entre un 15% y 20% superiores a los del Estado español. Es un pastón que, desde luego, no quieren redistribuir, pero tampoco sus amigos que se sientan en las poltronas de los gobiernos.
Ese futuro así pintado tiene poca luz de esperanza, pero mucho de imposición no para que todos vivamos bien, sino para que la élite económica y empresarial siga embolsando grandes beneficios económicos y sueldos extraordinarios que la mayoría no los tiene.
No es de extraño que ayer tanto ELA, LAB y UGT rechazaron esas intenciones de la patronal Confebask, que tendrá que emplearse a fondo para convencernos de que estos que cada día tengo sobre mi cabeza no es la Espada de Damocles