PNV y las dudas de 1936

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Se cumplen 88 años del golpe franquista. A continuación analizo la actitud del PNV durante 1936.

En pleno debate estatutario se produjo el golpe militar franquista en julio de 1936, ante el cual, el PNV mostró algunas dudas iniciales en relación a su apoyo o rechazo. Las palabras de Juan de Ajuriaguerra son prueba de ello:

“A las seis de la mañan, tras una noche en blanco, tomamos una decisión unánime. Propugnamos una declaración dando nuestro apoyo al Gobierno republicano. Tomamos esa decisión sin mucho entusiasmo, pero convencidos de haber elegido el bando más favorable; de habernos decidido por el otro bando, nuestra base se nos habría opuesto”

Los titubeos jeltzales se debían a su eterna ambigüedad y ansia de colaboracionismo, motivos que a punto estuvieron de inclinar la balanza a favor de los franquistas. Las dudas de los dirigentes del partido nacionalista duraron dos eternos meses, hasta que decidieron posicionarse del lado de la República española:

“Ante los acontecimientos que se desarrollan en el Estado español, y que tan directa y dolorosa repercusión pudieron alcanzar sobre Euzkadi y sus destinos, el Partido Nacionalista Vasco declara -salvando todo aquello a que le obliga su ideologia que hoy ratifica solemnemente- que, planteada la lucha entre la ciudadania y el fascismo, entre la República y la Monarquia, sus principios le llevan indeclinablemente a caer del lado de la ciudadania y la República, en consonancia con el régimen demócrata y republicano que fue privativo de nuestro pueblo en sus siglos de libertad” (Nota del EBB, 19 de julio 1936)

Las dudas del PNV se ven reflejadas en una nota elaborada por el PNV navarro donde haría pública una declaración de apoyo al ejército de Franco:

“El PNV, desde su ideologia fervientemente católica y fuerista, no se ha unido ni se une al Gobierno en la lucha actual” (Napar Buru Batzar, 19 de julio 1936)

Pero la actitud más vergonzosa fue sin duda, la que mantuvieron dos miembros del PNV como Manuel Ibarrondo y Jabier de Landaburu, este último a posteriori sería delegado del Gobierno Vasco en el exilio de París y hombre cercano a José Antonio Aguirre. Ambos firmaron un infame manifiesto, impropio de un abertzale:

“Los suscritos, afiliados al PNV, manifiestan: las circunstancias que venía atravesando la gorbernación de España y que llevaban irremediablemente a la ruina moral y material de los ciudadanos han hecho que unos hombres de buena voluntad, a impulso exclusivo de su sano patriotismo, inicaron y están desarrollando activamente en estos dramáticos momentos una cruzada de regeneración espiritual y fortalecimiento material. En el panorama que se nos ofrece no caben ya disyuntivas ante la anarquia reinante todavia en muchos pueblos españoles ante la amenaza seria de un comunismo bárbaro que nada ha de respetar… ya no le cabe duda y menos al que sea nacionalista vasco, el que desea para este país un mínimo de libertad y de bienestar que el comunismo nunca conseguiría…exhortamos a nuestos amigos nacionalistas a no impedir y coadyudar al éxito inminente de quienes van a redimir tan precioso tesoro y a gritar con ellos: ¡Viva España!, ¡Viva el Pais Vasco!” (Gasteiz, 30 de julio 1936)

A raiz de este documento se pueden entender actitudes del PNV en el exilio, teniendo en cuenta el papel destacado de Landaburu durante la estancia del partido en territorio francés.

La posición del PNV guipuzcoano también fue controvertida y tras un intenso debate, los jeltzales acabarían posicionandose a favor de la República, no sin antes existir importantes enfrentamientos entre militantes de base.

Con el apoyo a la República española, en el último momento, por parte del PNV, este obtuvo como recompensa un ministerio en el Gobierno republicano de Madrid, cargo que ocupó el “obediente” Manuel Irujo, convirtiendose en ministro sin cartera del Gobierno de Largo Caballero. Esta fue la contrapartida que obtuvo el partido de Agirre tras el apoyo de este al Estatuto de 1936 y que una vez más marginaba a Nafarroa, sin que ello importara lo mas minimo a sus dirigentes. El Estatuto vascongado del 36, y vendido como un éxito desde el partido, proclama en su primer artículo:

“Con arreglo a la Constitución de la República y al presente Estatuto, Alava, Guipuzcoa y Vizcaya se constituyen en región autónoma dentro del Estado español, adoptando la denominación del Pais Vasco. Su territorio está compuesto por el que actualmente integran las provincias mencionadas, las cuales a su vez, se regirán autonomicamente en cuanto a las facultades que el presente Estatuto o las disposiciones legislativas del pais les encomiende” (Madrid, 6 de octubre 1936)

Solo era un anticipo del Estatuto de 1979, auspiciado por el difunto Adolfo Suarez. Al dia siguiente, Jose Antonio Agirre y Lekube tomaba posesión como lehendakari del primer Gobierno vascongado. A destacar que cuatro de los once consejeros pertenecían al PNV. El juramenet se produjo bajo el árbol de Gernika, el 7 de octubre de 1936, ante la atenta mirada del gobernador civil español, José Echevarria Novoa:

Tras el acto de jura de Agirre, este junto a JOse María Lasarte (comisario general del Euzko Gudarostea) y el responsable militar Cándido Saseta, acudieron a pasar revista a las milicias vascas. Allí, numerosos gudaris recibieron al recién nombrado lehendakari al grito de “Estatuto no, independencia si”, mostrando de esta manera el descontento existente entre un grupo nutrido de gudaris que no entendían la deriva estatutista y colaboracionista del PNV. El lehendakari Agirre trataria de dar respuesta a los criticos con un grito: Gora Euzkadi!, a lo que un grupo de Mendigoxales contestó con un rotundo: Azkatuta!. Los disidentes se vieron obligados a abandonar la Casa de Juntas de Gernika tras ser desalojados por otros gudaris afines al PNV. El suceso recuerda al protagonizado por militantes abertzales independentistas con motivo de la visita de los reyes españoles a Gernika en 1981, quienes entonaron el Euzko Gudariak en protestas, y que fueron desalojados también por gente afín al PNV, en este caso, sus berrozis.

Una vez finalizado el acto, sería el propio Lasarte quien acudiría al cuartel donde se encontraban las tropas indicándoles que quienes no estuvieran conforme con el Estatuto y la politica jeltzale, salieran inmediatamente. Decenas de gudaris respondieron a la petición y abandonaron el acuartelamiento mostrando así su crítica al posicionamiento anti abertzale del PNV.

Esta protesta se sumaba a la posición critica de Luis Arana Goiri, hermano del fundador del PNV, quien anunciaria su baja del partido dias antes del nombramiento de Agirre. El Estatuto de 1936, la actitud servil del PNV para con la República española, así como la entrada de Irujo en el Gobierno español, serían las gotas que colmaron la paciencia de Luis Arana, quien criticaría la politica colaboracionista de su hasta entonces partido:

“Debo con tristeza señalar fuertemente, que desde el desgraciado pacto del principio de octubre de 1936, el PNV no puede negar quebrantada la doctrina por Sabino difundida, colabora ya voluntariamente con el Gobierno hispano y sectario de Prieto y Largo Caballero, pues el partido proporcionó y mantiene en ese Gobierno, a un afiliado, a Irujo, como ministro a cambio de la triste concesión en momentos criticos para el gobierno hispano, de un mísero Estatuto. Desde el pacto, el PNV por medio de sus autoridades superiores, se hallan tambien subordinado al mal llamado Gobierno de Madrid, pues su presidente Agirre es delegado del mismo en Araba, Vizcaya y Guipuzcoa. ¡Pobre nacionalismo vasco anhelo de nuestro corazón!”

Palabras impregnadas de dolor y sentimiento que dejaban traslucir una tristeza inmensa de un hombre comprometido y leal a los principios impulsados por su hermano años atrás. Tras su crítica al servilismo del PNV, Luis Arana reflexionaria publicamente sobre el mal que supuso tanto el Estatuto del 36 como los anteriores intentos:

“¡Maldito Estatuto español que nos pareció algún ascenso en nuestro ideal en otro tiempo pero que de un modo insospechado por nuestras gentes con capa de vasquismo los españoliza!. ¡Maldito evolucionismo innovador que quebranta la doctrina del primitivo nacionalismo que difundió sabino y que lo infundióen el PNV!“.

Igor Meltxor

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