La sangre obrera no cotiza en Bolsa

Un comentario

amianto-libros

Más de dos décadas con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales pero el drama y la sangre obrera sigue corriendo en los tajos o en silencio en las viviendas del Pueblo Trabajador Vasco.

En 2016 llevamos 55 muertes por accidente de trabajo, muchas de ellas debidas a la precariedad, en efecto, y los altos ritmos y jornadas elevadas. Desde 2006, un poco antes de iniciarse la crisis, hasta este momento han fallecido por accidentes de trabajo o cuando iban o volvían del mismo un total de 820 trabajadores. Y otros 29 fallecidos en 2016 a consecuencia de la epidemia del amianto que, por desgracia, no aparecen en los registros oficiales, y solo intentan borrar-ocultar ese silencio amargo y dramático que causan en lo que para ellos son solo números, somos números.

Gracias a la acción pública de solidarios y afectados, como los de la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (Asviamie) que siguen su trabajo diario de informar, asesorar y difundir esa falta de prevención ante un mineral peligroso, y de las centrales sindicales, sobretodo, el drama tiene ojos y rostro. Desde 1993 hasta este momento el amianto ha matado ya (con solo una parte pequeña de los datos oficiales publicados) a 1.469 personas. Un problema muy grave y que podéis leer y seguir en el libro ‘Cuatro lunas. El drama del amianto en Euskal Herria’. Son números alarmantes.

Pero los responsables de la precariedad y de los incumplimientos de la legislación tienen nombres y apellidos. Son empresarios desaprensivos que les importa muy poco en qué condiciones trabajan quienes están en sus, cada vez, más raquíticas nóminas. Les importa solo producir y cuanto más barato mejor, porque así se llevan más beneficios a sus bolsillos.

Pero existen gobiernos y administraciones públicas que también, por un lado, deben cumplir esa legislación en materia preventiva y, por otro, deben velar para que se cumpla. Dos décadas después, el fracaso se extiende a esta línea de vida que debería de ser fundamental, lo dictan las cifras de accidentes laborales. Las empresas no financieras, según el Banco de España, han obtenido unos beneficios hasta el tercer trimestre del 12,9%, y las sociedades cotizadas en bolsa, por otro lado, han repartido casi 25.000 millones durante lo que va de año y hasta el tercer trimestre el conjunto de compañías del IBEX 35 presentó un beneficio neto del orden de 28.255 millones, un 9,83% más.

Está claro: la sangre obrera no cotiza en bolsa. Así nos va.

Juanjo Basterra (Periodista. Autor de «Cuatro Lunas. El drama del amianto en Euskal Herria«, Biblioteca Pepe Rei, 2016)

Pedidos: elperiodistacanalla@gmail.com

Singular: 1 comentario en “La sangre obrera no cotiza en Bolsa”

Deja un comentario