Adolfo Muñoz, Txiki
Secretario general de ELA
«La izquierda abertzale no ha concluido que la apuesta del PNV es estructural con el PP y el PSOE»
«El problema de la caja de resistencia está detrás del desacuerdo con LAB»
En junio fue reelegido secretario general de ELA. En esta entrevista no se calla en ningún tema. Admite que las reformas laborales han debilitado a los trabajadores, que sufren la elevada precariedad. Y entiende que se debe mantener la lucha. Opina que «la izquierda abertzale no ha concluido que la apuesta del PNV es estructural con el PP y el PSOE». Tiene muchas dudas que Gobierno Nafarroa genere cambio social y político, aunque está dispuesto a presionar. Admite que son los empresarios los que mandan en la política económica y fiscal, por lo que añade que hay margen para lograr mayores ingresos a partir de una presión fiscal similar a la UE, aunque no está cerca esa decisión. A su juicio unir fuerzas con LAB es un objetivo, pero cree que uno de los elementos que les separa es la caja de resistencia. Y apoya el proceso independentista de Catalunya, y lo echa de menos en Euskal Herria.
Ha transcurrido medio año, ¿qué balance haces de los seis meses postcrisis, según los gobiernos?
Que en absoluto ha terminado. Quieren dar a entender que no ha pasado nada en estos años precedentes de crisis, en donde se han hecho reformas durísimas para debilitar todos los instrumentos de reparto de riqueza, y la crisis lo que ha hecho es consolidar una mayor desigualdad, un mayor empobrecimiento laboral y social. No estamos de acuerdo con esos mensajes positivos que el mundo económico y político están enviando.
Siguiendo con esa línea, el PNV ha decidido apoyar el techo de gasto del Gobierno español del PP que se sabe que supondrá mayores recortes para los más necesitados.
¿No es ninguna sorpresa?
Ya, no hay sorpresa en la unión de intereses PP-PNV. No es sorpresa porque están de acuerdo en todo. Comparten todo: el PP necesita en Madrid al PNV para hacer las políticas de ajuste y el PNV necesita al PP en Gasteiz para hacer las políticas de ajuste. Están de acuerdo en el techo de gasto, en el déficit, en la prioridad de la deuda, en la política fiscal, en la reforma de la RGI, en el TAV…
¿Qué nos queda ante ese panorama de encuentro neoliberal?
Concluir que eso es estructural.
Eso es malo.
Claro que es malo. Pero la única manera de generar una referencia alternativa sindical, social y política es concluir que eso es estructural y que eso afecta al modelo de sociedad y debería afectar también a posiciones políticas en relación a un proceso soberanista. Es imposible construir el soberanismo con organizaciones políticas que comparten, como bien dice el PP, «las politicas patrióticas» que se licitan desde el Estado español.
¿Es imposible el soberanismo con el PNV?
No es un problema de querer o no querer, sino que el PNV no está dispuesto.
¿Qué futuro queda?
Concluir eso. Todavía no se ha concluido. Las fuerzas políticas de izquierda no han concluido que la apuesta del PNV es estructural con el PP y el PSOE.
¿Cuando te refieres a la izquierda a quién te refieres exactamente?
Meto a la izquierda abertzale fundamentalmente.
¿Crees que la izquierda abertzale no ha llegado a esa conclusión?
No. Todavía no. Se recrea una realidad que no existe. Y que es tremendamente nociva para que, en la fase en la que estamos, concluyamos dónde está cada gente. La semana pasada leía que en la Diputación foral de Araba, EH Bildu retóricamente le decía al PNV que se está perdiendo el tiempo, que tienen la mano tendida, pero que tienen que decidir entre el PP y nosotros (por EH Bildu). Es evidente que, el que no quiere ver no ve, pero la soluciones están tomadas. Esas referencias no incorporan la necesaria pedagogía para que la gente perciba que una alternativa a eso es posible. Eso pasa en ese tema y en el acuerdo, carente de cualquier contenido, que se hizo en el Parlamento Vasco sobre negociación colectiva entre PNV, PSE y EH Bildu. Ese acuerdo no tiene ningún contenido. Se haga o no no afecta para nada en los contenidos reales de la negociación colectiva, no en el espacio privado ni en el sector público. Cerrar un acuerdo con el Gobierno y que en el ámbito del sector público vasco no haya negociación colectiva, no nos parece que sea lo más adecuado. No se ha concluido todavía que esto es estructural.
Estos días nos encontramos que la política industrial está fallando, pero vamos al origen ¿hay política industrial o parafraseando a aquel ministro español la mejor política industrial es la que no existe?
Este Gobierno de Urkullu tiene el mejor aparato de propaganda que uno se pueda echar. También tiene que ver con referencias que otros creamos desde fuera. Pero tiene un gran aparato de propaganda en lo que es el tema de política industrial, pero este Gobierno está día sí y día no en saraos con la patronal, el mundo empresarial. La política industrial del Gobierno Vasco tiene esa característica: foto, mucha foto con el mundo empresarial, porque entienden que el país hay que hacerlo atractivo a las inversiones extranjeras. Ser atractivo significa que el dinero público se tiene que hacer llegar por vías directas a las empresas y que la fiscalidad, que es la más atractiva del Estado español gracias a la utilización del Concierto Económico, sea todavía más atractiva. En estos momentos hay un diferencial en la politica fiscal, basada en las rentas de capital y empresarial, que nos genera un déficit claro. A partir de ahí hay que hacer un ejercicio para distinguir lo que es propaganda y realidad.
El diputado general de Bizkaia Unai Rementeria ya tocó la puerta a los inversores en Londres prometiéndoles una fiscalidad de marca blanca, por así decirlo.
Sí. Ya tenemos un ejemplo de hace dos años, a General Electric se le hace ese modelo, se le pone ayudas, haces una escenificación del poder de atractivo que tiene el País Vasco para atraer inversiones internacionales, pero no han pasado dos años y se cierra, y a la gente se le manda a la calle. Las mismas personas que vendieron las bondades de esa inversión, que iba a ser motor de tecnología, etc no tienen alternativa, porque no hay política industrial. La política industrial de fiscalidad barata, con una reforma laboral que simplifica y abarata un montón los despidos, no puede competir en el mundo globalizado tirando salarios y fiscalidad, eso no es una política industrial.
¿Sobre la situación crítica de Fagor CNA qué piensas?
En este tipo de procesos si algo tienen como característica, aunque cada empresa es diferente, es la opacidad con la que se mueven. Da igual que sea mundo cooperativo, o que sea CEL, donde el Gobierno Vasco tenía un 40% de acciones, o Xey, donde tiene cerca 30%. Es igual que tengas o no participación para que te enteres por los periódicos de las decisiones empresariales.
¿Mandan los empresarios?
Claro. No decide Tapia. El Gobierno Vasco da subvenciones y ayudas a empresas en donde el Gobierno no hace una valoración rigurosa de si esos proyectos tienen una apuesta por el empleo y el futuro. El ejemplo es el de General Electric. Y en el tema Fagor CNA no hay un proceso abierto para determinar entre las dos empresas que se postularon. La que salió elegida fue aplaudida por el grupo cooperativo y por el Gobierno Vasco, y está en esa indefinición.
En lo que es política industrial hay que insistir, además, en lo que hace el Gobierno cuando es accionista. Empresas tractoras en las que ha vendido parte de su accionariado a fondos especulativos, por lo que hay que diferenciar la política industrial y la política de especulación, como ha sucedido en Euskaltel, y en distintas empresas. Y hay que cuestionar también dentro de una política industrial saludable el poder financiero que tienes al servicio de eso.
En este caso, hay que cuestionar Kutxabank. Es un banco comercial en donde no tiene compromiso real en relación a lo que es la política industrial. Lo de Kutxabank es un fracaso anunciado, porque vino Luis De Guindos a Bilbao y en una entrevista en Vocento ha dicho que Kutxabank va a salir a Bolsa. Desde ese punto de vista, Kutxabank gestiona mucho dinero de ahorradores vascos, más allá de su origen, lo que se vendió de la fusión de las cajas para terminar siendo un banco, no discutía que era público, de apoyo a la obra social, y la negociación colectiva en el ámbito vasco. Pero ha terminado de otra forma. Kutxabank se comporta…ha destruido 1.800 empleos desde que se ha privatizado y ha reducido en 90 millones el coste de personal.
¿Qué tres elementos tendría que tener una política industrial adecuada para ELA?
Hemos querido discutir con el Departamento de Industria desde hace más de dos años la exposición del sindicato en relación a la política industrial y ni siquiera nos han recibido. Lo mismo nos ha pasado con la política fiscal con Hacienda, Azpiazu no nos ha recibido, ni tampoco el lehendakari Urkullu. Los criterios que debe tener la política industrial es un poder financiero que apoye la política industrial, un desarrollo basado en I+D+i, que no se tiene que confundir con subvenciones a fondo perdido en las empresas, un apoyo desde las instituciones vía infraestructuras para que eso funcione y una vigilancia pública para que las empresas no apliquen el deterioro de las condiciones laborales, como se está haciendo en este momento en muchos sitios.
Y, ¿la política de empleo?
Ahora es la que el mercado determina. La entrada en el mercado laboral está siendo hoy muy miserable. La mayoría de los contratos que se están haciendo son vergonzosos. El máximo responsable del Banco Central Europeo, Mario Draghi, la semana pasada estuvo en una conferencia en Sintra con directores de bancos centrales de la Eurozona y explicó que «las reformas laborales sirven para bajar salarios, pero no sirven para subirlos». Creo que es así. El elemento salarial/condiciones de trabajo es un elemento de devaluación, para que la competitividad la ganes por esa vía y, en ese sentido, la patronal está evidentemente cómoda en esa situación. Y el Gobierno aquello que ha podido hacer para que en sus ámbitos de responsabilidad el contagio de lo privado no suceda, está haciendo exactamente lo mismo, ya que avanzan en estrategias para debilitar los salarios con el outsourcing, la externalización, empresas de servicios firman en el Estado español convenios que son una miseria y se terminan aplicando en cualquier sector, aunque ahora se vean más en el privado, o la estrategia de la estatalización, las dobles y triples escalas salariales, la posición de comodidad de la patronal de que simplemente esperando obtengo ventajas porque cae la ultraactividad.
Nosotros hemos intentado frenar eso en el ámbito público como la ILP y fuimos despreciados por este Gobierno de Urkullu. No tiene ninguna implicación, porque el empleo sea digno, porque en sus ámbitos de responsabilidad cuando se le ha planteado, no lo ha hecho.
En base a las políticas de ajuste, en segundo lugar, que son prioridad que dependen del Gobierno Vasco en licitaciones de obra pública y servicio, como se prima el precio más barato, ahora está en la palestra las obras de Anoeta, que se han adjudicado en un 40% por debajo de lo presupuestado, por poner un caso reciente, pero hay en un montón de proyectos, donde a quienes entren a trabajar no se les va a aplicar el convenio de referencia, y sus condiciones serán de pura y dura explotación.
¿En qué momento se encuentra el acuerdo interprofesional sobre negociación colectiva?
Explicamos el objeto del acuerdo interprofesional era que la negociación colectiva que cierras, tratar que tenga un rango de aplicabilidad superior al Estado español. Ya explicamos que no se sabe lo que va a pasar en la utilización del uso y abuso de la legislación española para que la estatalización, que prioriza la aplicación convenios de Estado y no tengas derecho a negociar. Dicho eso, la reforma de Zapatero que posibilita hacer eso salió con la abstención del PNV. Cuando ha sido necesario, el PNV ha votado a favor de las reformas. Es un ataque frontal al ámbito vasco de decisión, a las mayorías sindicales vascas y al derecho de negociación colectiva en el ámbito vasco. Y, a partir de ahí, no engañamos a nadie cuando firmamos aquel acuerdo porque dijimos que seguía como estaba la negociación colectiva, pero que tenía valor para aquellos convenios que consigues cerrar tengan esa prioridad aplicativa.
Cerramos ese acuerdo, ELA impulsó el acuerdo sectorial del comercio porque había especificidades que había que salvaguardar. y también impulsó el acuerdo marco de hostelería por sus especificidades, de apoyo a las trabajadoras de colectividades. Lo último que tenemos en este aspecto es el intento de CCOO, UGT y la patronal de impugnar el acuerdo marco de Hostelería. Si lo impugnan y ganan en sus pretensión, las trabajadoras de colectividades nuevas que entren van a hacerlo con un 50% menos de salario. Nosotros lo que decimos es que hay que verlo en perspectiva porque no es lo que tienes hoy, sino que hay que verlo en el tiempo. Estamos en una situación, salvando las distancias, pero muy parecida a 1994, en donde era un ataque despiadado, una crisis muy dura en términos de empleo, pero en el 1994 entraba gente a trabajar y se produce el debate las ETT y hasta donde llegan y las dobles y triples escalas salariales hasta dónde llegan. Salvando las distancias, lo que estamos viviendo hoy es mucho peor, no ves suelo, no ves límite a la codicia, pero estaríamos en una situación similar. Por eso decimos que la lucha sindical hoy es el elemento central que puede impedir ese deterioro. ELA no tiene confianza en la fase actual que la precariedad laboral, que se extiende en el mundo del trabajo, se vaya a resolver mediante un acuerdo interprofesional.
¿Ves a los trabajadores en lucha colectiva?
Depende, donde sí y donde no.
Es fácil, la lucha en residencias de Bizkaia es un ejemplo, como algunos otros, pero no hay tantos para las agresiones que se están produciendo.
Tienes ejemplos de lucha.
Sí, sí…pero, ¿cuántos?
Los que hay. Los que estás trabajando y te cuesta muchísimo trabajar. Desde luego, la lucha de residencias es tan ejemplar que los que están al otro lado su objetivo es que no fructifique, que acaben derrotadas. Porque hay que disciplinar todo. Lo más duro que he escuchado de un responsable político es cuando se resolvió la protesta del Museo de Bellas Artes de Bilbo que nos dijo que tenía miedo que la solución positiva del conflicto, que se inició y logró para dignificar las condiciones de trabajo de gente que el que más ganaba eran 840 euros por doce mensualidades. Ponerte en la piel de esas personas, a los responsables del patronato del museo: Diputación, Ayuntamiento y Gobierno Vasco les resultaba tremendamente complicado y el miedo que tenían era que sirviera de ejemplo para que tuviera efecto llamada y otra gente se organice y luche. El sindicato está intentando organizar a la gente, siendo consciente de una cosa que es muy importante, hoy en la fase en la que estás no vas a recibir ninguna ayuda exterior y la capacidad de influencia está en que te interrogues de cómo puedes hacer las cosas mejor. La capacidad de desarrollo del movimiento sindical está en su capacidad de interrogarse sobre ti mismo.
¿Cómo ves la situación?
Mal. Pero no hemos perdido la esperanza y estamos trabajando. Es muy importante el arrope colectivo, que solo una organización que emite referencias puede dar. Es así, porque destruyen empleo, destruyen protección del trabajo, pero quieren más, no se sacian con eso.
¿No han llegado al techo de la destrucción?
No. Quieren quitarte de en medio. Ellos tienen una estrategia perfectamente hilvanada desde su punto de vista donde el poder político y económico creen que desde la situación que se está generando puede desestructurar, incluso la cultura que da cohesión a un proyecto de identidad colectiva como el nuestro, y van a por ello. El Gobierno Vasco lo ha puesto por escrito.
En los problemas de salud laboral, ¿en qué punto estamos?
Detrás de los accidentes de trabajo hay una despreocupación por la inversión en medidas de seguridad, que se mantienen en el tiempo, y la precariedad es un elemento distorsionador, sin duda. Es de siempre. Falta seguimiento por parte de las administraciones.
¿Cuáles son las diferencias más importantes que tenéis ELA y LAB?
Ha habido dos esenciales. Una, en relación al mundo político, ELA hemos mantenido que no hay siglas. Eso en el proceso de Gipuzkoa a hoy ha ido a mejor, ya no gobiernan Gipuzkoa, pero están en el acuerdo cuatripartito de Nafarroa. ELA, LAB y otros hemos sido capaces de hacer una interpelación al Gobierno de Barkos en un acto potente en el Labrit en diciembre 2016 a través del Parlamento Social y la Carta Social. Está en los parámetros que pensamos que el movimiento sindical y el movimiento social tienen que hacer. Es decir, fijarse en los contenidos, juzgar los contenidos, más allá de quien sea autor. Dicho eso, si la izquierda en las instituciones quiere hacer algo distinto de lo que hace la derecha necesita la interpelación sindical y social, porque si no la izquierda en Europa está desapareciendo en todos los sitios.
En relación, a los elementos laborales, ¿qué ocurre?
Más allá de todo el discurso, que es un discurso que si le pasas el algodón, sector, empresa, convenio, pacto, cláusulas de garantía unas u otras sobre cada cosa hemos tenido nuestras diferencias. La diferencia fundamental está en la praxis sindical, está en el referente de la precariedad, si es prioridad. Y si es prioridad, con quė instrumentos le hacemos frente. Si los dos sindicatos decimos que la precariedad es el referente esencial de la acción sindical y la negociación colectiva, pero competimos con los instrumentos que podemos crear al servicio de eso, no va haber acuerdo. Y Residencias de Bizkaia es sector, no es empresa. En Gipuzkoa no estuvieron porque íbamos empresa por empresa. Fíjate la paradoja que fuimos de la mano de la Diputación. Un trabajo de chinos. Cerrando acuerdos empresa por empresa, por eso no venían, y ahora en Bizkaia estamos por sector, y no vienen. ELA y LAB debemos llegar a un punto donde tengamos estrategias similares.
¿Lo ves factible?
Hay que trabajar para que lo sea. Hay que trabajar mucho en cada organización, para que los elementos que hoy son obstáculo para el trabajo en común, se resuelvan. El problema de la caja de resistencia está detrás del desacuerdo, porque no es el problema del sector o convenio de empresa, te he puesto dos ejemplos en donde hay conflicto. Claro, donde hay conflicto, donde no…vamos a Lourdes. Un signo de democracia es que haya huelga.
Y, con CCOO y UGT ¿no hay posibilidad de acercamiento?
Les produce sarpullidos.
Sobre política fiscal, ¿qué se debe hacer en la CAV y Nafarroa? Porque en la CAV les encargan a los profesores de la UPV-EHU el tema del fraude fiscal, pero después no les hacen ni caso.
Exactamente. Salvando las distancias el discurso fiscal en el ámbito vasco y el de los republicanos en Estados Unidos es igual. Esta basado en una gran mentira. Ellos y estos han tomado una decisión: que la cohesión social no les importa, porque no quieren pagar impuestos.
¿Por quė dices que es una gran mentira?
Porque el aparato de propaganda que empieza a funcionar entre el mundo económico y político sistémico y determinados medios de comunicación pretende hacer creer a la gente que si se trata bien fiscalmente al Impuesto de Sociedades y al impuesto del capital, nos va bien a todos. Eso no es verdad. Los datos los hemos dado en numerosas ocasiones. Destaco dos: el diferencial de 6.000 millones en presión fiscal aquí en la CAV y 1.800 millones en Nafarroa respecto a la media europea. Sobre Nafarroa ya hemos dicho que no hay cambio político sin cambio social, y no hay cambio social sin cambio en la política fiscal que le pueda financiar.
¿Ves difícil ese cambio en Nafarroa?
En Nafarroa, el peso político de los que no quieren hacer cambio dentro del Gobierno es muy grande. El peso político con los que mejor relación tienen con el mundo económico determina bastantes cosas en el ámbito del Gobierno de un cuatripartito y vamos a presionar, lo mismo que hacemos en la CAV, para que se debata desde ahora.
Y, por otro lado, hay un debate de fraude, que una comisión del Parlamento Vasco encargó a tres catedráticos hicieran informe, que dice que hay fraude fiscal de más 3.200 millones al año. Hemos hecho una ronda para explicar la opinión a las haciendas; como novedad, nos ha recibido Bizkaia y Gipuzkoa y este mes será con Araba. Estaban pedidas las reuniones hace un montón de tiempo.
Y ¿qué conclusiones saca ELA de esas dos reuniones a falta de Araba?
Una, que los datos de ELA sobre fraude fiscal y política fiscal son verdad, lo dicen ellos.
Antes decían que no
Eso es. Es una importante novedad. Y dos que con los medios que tenemos no podemos hacer más en relación a la persecución del fraude fiscal. Es lo que nos dicen. Estamos en una situación con el debate que inicia el consejero Azpiazu, para ser corregido por Markel Olano, la siguiente de Confebask, la tercera de Cebek, la cuarta de Unai Rementeria que se marcha a ofrecer atractivo fiscal de Bizkaia a Londres, pues eso tienes una sensación de estrategia de gatopardismo sobre qué tocamos para dejar que todo siga igual.
Y en este tema dos cosas más. La izquierda se tiene que creer el debate fiscal. La referencia y la pedagogía que necesita la gente para que sepa que nos roban la cartera a las rentas de trabajo, necesitan una posición más fuerte de la izquierda, en ese sentido. Y dos, vivimos en un país que no tiene similitud con ningún país europeo. No hay ningún país en Europa donde el debate fiscal, la decisión, se decida en el ámbito donde menos responsabilidad tiene en el gasto. El Gobierno Vasco tiene el 70% del gasto y decimos que el debate se debe de hacer en el Parlamento Vasco. Debe haber participación.
Catalunya, primero de octubre, ¿qué esperas?
A Catalunya todo nuestro apoyo. No sė como va a terminar, pero una gran parte de los y las catalanas, los movimientos sociales y de la política catalana ha cumplido una cosa muy importante, que aquí no se ha cumplido: con el status quo PP, PSOE y Ciudadanos en España no hay nada que hacer para llevar adelante un proyecto soberanista, ni siquiera para la defensa de un sano autogobierno. El Estado español es pura involución y, si vale la similitud, el tratamiento del Estado en relación a Catalunya y en relación a la CAV es bastante similar. Los catalanes hicieron el Estatut y se le cepilló, y en tiempos de Ibarretxe, que no defiendo su propuesta porque en relación al marco vasco de relaciones laborales y protección social tenía unos déficits tremendos, pero en la propuesta de reivindicación de sujeto político, ni siquiera se admitió a trámite. A partir de ahí, el PNV cambió de opinión, por posición política. Así queda claro que el PNV dice que «la deslegitimación por parte del PP y PSOE al estatuto político lo habéis hecho sin nosotros», y 11 años después el que dice que no se inicia un proceso sin ellos es Iñigo Urkullu. Entonces cojo el ejemplo Catalunya para mirarlo desde Hego Euskal Herria, porque a partir de ahí damos el apoyo a un proceso que llega a la conclusión de romper el estatus quo que el nacionalismo español impuso en la Constitución del año 1978.
¿Va a salir?
No lo sé, pero tiene un gran valor. Creo que en cuanto a referencia política, la marcha atrás es muy complicada. Esa posición está ganada en el ámbito catalán, en el ámbito vasco no estamos ahí. En el ámbito vasco la única bilateralidad que existe es la de compartir las políticas de ajuste de las reformas estructurales. Es a lo que llegamos.
Juanjo Basterra