La excusa de ETA

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Lander Iruin - txillardegi

IRITZIA – «El rincón de la Memoria»

«La excusa de ETA»

El pasado mes de enero fuimos testigos de la inauguración en el barrio donostiarra de el
Antiguo de un mural dedicado a Jose Luis Alvarez Enparantza, Txillardegi. La obra se
pudo exponer en la vía pública gracias al trabajo y al esfuerzo realizado por la
asociación ‘Txillardegi Udal Liburutegia’, convenciendo al Ayuntamiento donostiarra y
logrando el permiso para que el lingüista ‘volviera a casa’ en forma de dibujo (en dicha
plaza se ubicaba la casa donde él nació). Tras el nuevo mural, las ilustraciones de tres
de las personas más importantes que ha dado la cultura vasca se encuentra a escasos
metros el uno del otro. Son Imanol (situado en la plaza de Benta Berri), Mikel Laboa
(en la plaza Gorgatxo), y el propio Txillardegi.
Pero para algunos dirigentes, y en concreto para el alcalde de Donostia, el pasado de
Txillardegi pesa y mucho a la hora de decidir si merece o no un reconocimiento mayor
que un simple mural, forzada por la ciudadanía, en una pequeña plaza de un barrio (sin
ánimo de ofender a los antiguotarras), y sin ningún representante institucional. Hace
escasos días, a raíz de la inauguración, Eneko Goia dijo textualmente lo siguiente: “Hay
que tener en cuenta que Txillardegi fue uno de los fundadores de ETA”. Sí, así fue. En
un contexto de dura represión y absoluto exterminio de todo lo relacionado con Euskal
Herria, jóvenes de diferentes sensibilidades y ámbitos, decidieron fundar una
organización armada llamada ETA. Entre ellos, Txillardegi. Año 1959. O resistir como
pueblo, o acabar en el olvido. Ese era el contexto. Para Goia, lo relevante en la
trayectoria de Txillardegi no era el trabajo que llevó a cabo años después a favor de la
normalización del euskera, ni su liderazgo en Eusko Ikaskuntza para diseñar un idioma
nacional, ni su fuerte apuesta por la paz.
El PNV también criticó en el año 1959 a los jóvenes que decidieron luchar contra la
dictadura, de una manera clandestina, organizada y que no fuera bajo las directrices del
Partido. Para el PNV todo joven abertzale con ganas de trabajar por el País debía
ingresar necesariamente en su organización. Incluso, el propio Txillardegi escribió, que
con motivo de uno de los cursillos de formación que estaba dirigiendo por aquél
entonces en Gipuzkoa, un miembro del PNV montó en ira contra él, reprochándole que
su objetivo era romper el PNV y dividir las fuerzas abertzales.
El problema no era ETA. Hace 50 años, el problema fue que el PNV vio peligrar su
hegemonía entre los jóvenes abertzales que estaban dispuestos a trabajar por la libertad
de Euskal Herria. No podía consentir, que una organización revolucionaria recién
fundada, fuera capaz de convertirse en un grupo referencial para miles de jóvenes, y que
el espíritu sabiniano se fuera diluyendo. Era una lucha de poder, y perdieron el
liderazgo por varias décadas.
60 años después, en Donostia, se podría decir que la postura que está tomando el
gobierno municipal, se asemeja a la lucha de poderes. Al PNV se le hace muy difícil
reconocer institucionalmente y en forma de homenaje a Txillardegi, simple y
llanamente por haber sido un militante referencial dentro de la izquierda abertzale. No
hay más. Que el ayuntamiento de Donostia, gobernado por PNV y PSE, acepte dar el
nombre de un histórico militante de la izquierda abertzale a la biblioteca municipal de
Donostia es casi como arrodillarse ante él. Y eso, por ahora, Eneko Goia y Ernesto
Gasco no lo pueden consentir. Por eso mismo siguen protegiéndose en la excusa a la
que tantos han recurrido en los últimos años.

Lander Iruin

(Argazkia: Malen Aldalur)

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