Iritzia: «Pisando barro»
Urkullu deja huella neoliberal en cada pisada
Todos sabemos que una cosa es lo que se dice en eventos ante tus
seguidores y otra es lo realmente se hace. Pocos políticos van al compás
entre su discurso y la realidad de los hechos. Por mucho que el lehendakari
de la CAV, Iñigo Urkullu, trate de echar balones fuera, un día sí y otro
tambiėn, la huella neoliberal que dejan sus pisadas y actos no desaparecen
ni se borran con los medios de propaganda a su alcance, que son muchos:
siempre en contra del Pueblo Trabajador y a favor de la élite económica,
aunque quiere aparentar lo contrario.
Euskal Herria se encuentra entre las zonas de Europa más ricas y donde
precisamente la riqueza está creciendo más, pero -como todos sabemos- no
se redistribuye de una manera equitativa. Un 1,67% de la población vasca
(Araba, Bizkaia y Gipuzkoa) controla el 45% del PIB de la CAV. Mucha
riqueza en pocas manos.
En el acto del Aberri eguna en Bilbo -por empezar por lo más reciente- el
lehendakari Urkullu reclamó "una Europa social que cambie el paradigma de
la austeridad, dé respuestas a la integración laboral de la juventud y las
necesidades de las personas pensionistas. Urkullu también demandó una
Europa competitiva que permita una política industrial europea en la línea del
modelo vasco de competitividad, con mayor presupuesto y más
compromiso para eliminar los paraísos fiscales y el fraude fiscal, además de
abierta y solidaria y sostenible.
El discurso se desvanece en medio de la realidad. Porque allí donde Urkullu
puede hacer algo, no nos olvidemos que es el presidente de un gobierno de
coalición junto al PSE, no lo hace. En un país rico como el nuestro, sin
embargo, el Gobierno de Gasteiz -también el navarro- esconde numerosos
desequilibrios debajo de la alfombra roja con la que recibe a la élite
económica. En la CAV, lo dicen los estudios de varios catedráticos, las arcas
públicas pierden cada año 2.300 millones por el fraude fiscal, pero Urkullu
apela a la UE, pero calla y oculta lo que se esconde bajo su alfombra.
POBREZA Y MENOS INGRESOS PARA LOS AFECTADOS.
La última encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales del Gobierno
Vasco constata que hay 104.177 personas en pobreza grave y 350.668
personas se encuentran con bajos ingresos, por debajo del umbral de la
pobreza que establece la Carta Social Europea, es decir por debajo del 60%
de la mediana de salarios. En Nafarroa,según los datos de la red europea
contra la pobreza EAPN, 83.224 personas están en riesgo de pobreza y hay
21.782 personas en pobreza grave.
El Gobierno Urkullu no quiso elevar la RGI para 2018 un 8%, igual que
aumentó el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en el conjunto del Estado
español. La cuantía de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), que se
encuentra por debajo del umbral de la pobreza, y, además, acumula un
recorte del 7% desde 2012 El presupuesto mantiene para 2018 una subida
solo de un 1,5%, frente al 8% del SMI. Por obra y gracia del Gobierno PNV-
PSE, con apoyo del PP.
PENSIONES POR DEBAJO UMBRAL DE LA POBREZA
También el Gobierno Urkullu (PNV-PSE) con el apoyo del PP se negó a
elevar las pensiones por medio de complementos de la RGI hasta los 1.080
euros. En Nafarroa también ocurrió así, aunque el Gobierno de Barkos
complementa las pensiones más bajas al incremento del IPC.
En Hego Euskal Herria el 43,28% de los y las pensionistas, sobre todo ellas,
percibe por debajo del umbral de la pobreza establecido, según los datos de
febrero de la Seguridad Social, es decir son 295.232 pensionistas. Y, en total,
el 49,27% de los pensionistas no llega a unos ingresos de 1.100 euros al
mes. Es decir, son 336.164 pensionistas, los que no llegan a esa
reivindicación que lleva años en nuestras calles de "ninguna pensión por
debajo de 1.080 euros", después de estar cotizando por encima de los 35 ó
40 años.
SALARIOS DE LOS EMPLEADOS PÚBLICOS.
Durante más de un año llevamos escuchando al consejero vasco de
Economía y Hacienda, Pedro Aspiazu, que los salarios deben crecer para
activar la economía, aunque no se pronuncia de forma tan contundente con
la calidad de los empleos que se crean, otro problema muy grave del
mercado laboral.
Pero los empresarios no le hacen mucho caso. De hecho, según los datos
del Consejo de Relaciones Laborales (LHK), en 2017 los salarios crecieron
de media 1,48% y la media del IPC se elevó, según Eustat, hasta el 1,68%.
En los dos primeros meses de este año 2018 los salarios han crecido 1,52%,
según esas fuentes oficiales.
En los presupuestos del Gobierno de Urkullu, sin embargo, los salarios para
los empleados públicos fijan para 2018 un incremento del 1,5% y, por el
contrario, el Gobierno español situó ese incremento en un 1,75%. Por encima
del gobierno PNV-PSE. Aunque Madrid ha puesto en marcha el mecanismo
de un recurso ante el Tribunal Constitucional, que tiene que ver con la
presión que ejerce el PP contra el PNV para que apoye los presupuestos
estatales. Es evidente que el Gobierno de Urkullu es maestro en lecciones
neoliberales, y en este caso con los salarios, también. Va por delante en los
recortes para el Pueblo Trabajador.
SUPERÁVIT CUENTAS PÚBLICAS, HAY DINERO Y SOBRA.
Todo esto ocurre en estos últimos años donde el crecimiento de la riqueza es
evidente. Estos últimos días, además, se ha conocido que tanto el Gobierno
Vasco como el Gobierno de Nafarroa han logrado superávit en sus cuentas
del año pasado. Así, el Gobierno Urkullu tuvo 1.074 millones de superávit y el
de Barkos, 241 millones.
Nos dicen que no hay dinero, pero sí lo hay para promocionar a la élite
económica o proyectos faraónicos para que llenen algunos bolsillos o
cuentas corrientes. Sin embargo, dejan a muchas decenas de miles de
personas que malsobrevivan en la pobreza y la exclusión social y, además,
se las dan de buenos gestores comparándose siempre con quienes destinan
menos recursos.
Otro ejemplo claro es la pelea que mantiene el Gobierno de Urkullu con el de
Rajoy sobre las tarifas eléctricas para las grandes compañías, mientras que
más de 100.000 personas sufren pobreza energética y los incrementos en la
tarifa para la mayoría son muy elevadas.
Son neoliberales. Trabajan para unos pocos para que éstos algún día les
recompensen, quien sabe, con un puesto en un consejo de administración
para recibir unos cientos de miles de euros por reunirse, como mucho, una
vez al mes. Urkullu está dejando su huella neoliberal por donde pisa, igual
que nos decían de Atila, el rey de los Hunos, que por donde pisaba no crecía
la hierba.
Juanjo Basterra