Iritzia: «Pisando barro»
¿Por qué no importa la salud de los escolares de Laudio frente al amianto?
La delegada Educación de Araba impide a un padre,
porque exige la retirada del cancerígeno en Laudio, que
entre en el colegio Latiorro.
La delegada de Educación de Araba, Blanca Guerrero Ocejo, en una
actuación irresponsable y dictatorial impide a Oskar Benito, padre de una
niña del colegio Latiorro de Laudio, que pueda acompañarla hasta dentro de
las instalaciones, como hacen el resto de padres y madres. La razón es que
Oskar lleva desde el año 2016 en una cruzada contra el amianto instalado en
ese colegio y, sobre todo, contra la actuación irresponsable de la dirección
del centro, las autoridades educativas y el Gobierno censor del Ayuntamiento
de Laudio, que ocultaron su existencia en un primer momento y que, en
repetidas ocasiones, han callado sobre su peligrosidad ante el resto de
padres y madres, más si se trata de un colegio con alrededor de 600 niños y
niñas.
La disculpa para esa decisión es que el padre protesta de una manera
inadecuada, pero les ha dado muchas oportunidades y solo ha obtenido la
discriminación y el silencio, aunque algunos padres y madres se han dado
cuenta que la salud de sus hijos e hijas está por encima de los intereses de
algunas personas.
Este lunes, según expresó Oskar Benito, su hija hará huelga. No irá a clase
porque ese colegio no garantiza el derecho a la salud. El pasado viernes
ocurrió que "no pude entrar con mi hija a llevar lo que había preparado para
celebrar su cumpleaños de este fin de semana, porque la Policía Municipal
le impidió el acceso al padre, como explicó el afectado.
Guerrero prohibió a Oskar Benito la entrada en el colegio sin conocer su
opinión, sin darle posibilidad de defenderse. Es decir, la delegada de
Educación de Araba se convirtió en juez y parte ante lo que es una
negligencia suya al no retirar el amianto peligroso para la vida de las
personas y, en cambio, acusó al padre de ser un problema para los
derechos y libertades de los niños y niñas.
En vez de ser clara, la dirección del colegio Latiorro, el Gobierno del
Ayuntamiento de Laudio y la Delegación de Educación de Araba han
intentado siempre esconder la existencia masiva del mineral en el tejado, en
el suelo de determinadas aulas, en las pizarras, en algunos elemento del
laboratorio, en las jardineras… Solo fueron capaces de retirar 300 metros
cuadrados de uralita, el pasado verano, que estaban a la vista y
deteriorados, pero que el informe técnico de Novotec no indicó, como otras
ausencias en varias instalaciones municipales.
A día de hoy, quedan casi 4.000 metros cuadrados de uralita con amianto sin
retirar en el colegio Latiorro (además de los suelos, etc), lo que es peor, sin
las oportunas medidas de que se vaya a eliminar ese peligro de esas
instalaciones ya. Ese centro de enseñanza de Laudio tiene concedida la
bandera verde de escuela ecológica de la Unión Europea y es hora de que la
Comisión Europea se dé cuenta de la negligencia en que ha incurrido.
También tiene la Q de calidad y numerosos reconocimientos oficiales en el
campo de la Salud y la Higiene. Es evidente quien les concedió esos
certificados estaba ciego o pensemos en algo peor, ¿verdad?
Como cualquier padre responsable, Oskar inició esa larga lucha con el fin de
que se retire el mineral cancerígeno que abunda, porque el amianto mata,
aunque algunos no quieran verlo.
Pero la decisión, firmada por Guerrero, llega cuando el padre de la niña
intensificó la campaña de denuncia en distintos puntos de Laudio. En estos
momentos está recogiendo firmas para obligar a que se retire el amianto.
La prohibición de acceder con su hija a las aulas está solicitada por la propia
dirección del colegio y cuenta con una orden a la Policía Municipal para que i
pida. entrada al colegio, como ocurrió ya la pasada semana.
¡Cuánta diligencia para prohibir que un padre pueda acompañar a la hija! Y
¡qué poca diligencia en retirar el amianto peligroso para la vida! Porque ya
desde 2001 se conocía la existencia en malas condiciones del amianto en el
colegio Latiorro, de Laudio, como lo refleja un informe de la oficina técnica
municipal, pero lo único que se hizo fue taparlo, esconderlo con chapa verde,
para dar una impresión que no es.
Solo para que algunos y algunas se enteren: en 2018 ya han fallecido, al
menos, 15 trabajadores que estuvieron expuestos al mineral cancerígeno. Y
desde 1993 en Hego Euskal Herria han fallecido 1.503 trabajadores por
exposición al amianto. NO son todos, porque se oculta el efecto mortífero. Un
dato, la s fibras de amianto son muy finas. Se inhalan. En un 1 milímetro de
diámetro puede haber 50.0000 fibras.
Insisto creo que más de una y de uno deberían abandonar sus cargos.
Sobran. No nos merecemos tener personas incapaces al frente de
organismos públicos, centros de enseñanza o gobiernos. ¡Iros ya!
Juanjo Basterra