Crónica del amianto en Laudio

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Laudioko Gaztetxea fue escenario de una charla sobre el amianto en Laudio,
lo que está pasando y la ocultación que se ha pretendido mantener a lo largo
de los años. Roberto Eizmendi, trabajador del Ayuntamiento de Laudio y de
la sección sindical de CCOO; Oskar Benito, aita de una niña del colegio de
Latiorro y que ha tenido que decidir cambiar a su hija de colegio, tras las
presiones que ha recibido por denunciar la existencia del mineral
cancerígeno en un colegio de más de 600 escolares.
Fue una intervención intensa y seguida con gran interés por los y las
asistentes. Quedó claro que el AMIANTO MATA: ayer, hoy y mañana, y que,
no queda otra decisión que hacerlo desaparecer de nuestras vidas, por
supuesto, de forma segura y sin aplazarlo en el tiempo, puesto que el riesgo
aumenta innecesariamente. La realidad es que se está tardando mucho en
hacerlo, una vez que se conocía de su existencia en locales y centros
escolares de Laudio. Se está poniendo en riesgo innecesario a muchas
personas, por supuesto, niños y niñas.
Como dato, este año ya han fallecido hasta junio 17 trabajadores que,
durante su vida laboral, estuvieron en contacto con las fibras y sin ninguna
medida de seguridad y protección, a pesar de que desde finales del siglo XIX
se conocía que era peligroso para la salud.
Con éstos, suman ya 1.505 fallecidos en Hego Euskal Herria entre 1993 y
2018. No son todas las muertes que se han producido, porque la mayoría
son por mesoteliomas, pero faltan datos concretos el resto enfermedades
relacionadas con el amianto. Se ocultan. De hecho, el profesor de la
Universidad de Granada Alfredo Menéndez-Navarro afirma en diferentes
estudios que, como máximo, solo se contabilizan el 10% de los
fallecimientos. Podéis hacer una regla de tres. El impacto es brutal.
En la UE hasta el 2040 fallecerán 47.000 personas cada año, según la OMS
y los datos recogidos por el Consejo Económico y Social Europeo (CESCE) y
asumido por la Comisión Europea. En el mundo se contabilizan 117.000
muertes al año, según datos oficiales, pero diferentes expertos, y los últimos
estudios, acercan ya esa cifra de mortalidad a casi 200.000 muertes anuales
por culpa del amianto.
Ocultación
Básicamente que se ha ocultado desde el propio Ayuntamiento (no solo el
actual, sino los anteriores) los efectos contra la salud a los trabajadores y a
las personas que utilizan instalaciones con el mineral cancerígeno.

Desde 2001 se conocía su existencia y hasta el 2013, que se hizo un informe
que determinó que en 18 de poco más de medio centenar de instalaciones
responsabilidad del Ayuntamiento había o podría haber amianto, se ocultó.
Se guardó el poco riguroso estudio de Novotec, una empresa especializada
en materia de seguridad y salud en el trabajo (eso es lo que dicen), en una
balda de una estantería o en un cajón, y no se hizo nada.
Así pasó que mientras algunas empresas constructoras, adjudicatarias de
diversas obras o servicios, reclamaban añadir a sus contratos-adjudicaciones
la retirada o trabajo frente al amianto, a los trabajadores municipales se les
ocultó su existencia, por lo tanto trabajaban sin seguridad ni prevención
adecuada frente al cancerígeno. Consecuencia: un trabajador murió por un
mesotelioma. Fue Kepa Galdos. Una sentencia confirmó esos extremos y el
trabajo sin medidas de seguridad que desarrolló frente al “asesino
silencioso”, como es conocido el amianto.
Quedó claro que en algunos lugares, donde el informe de NOVOTEC no
determinó la existencia de amianto, después se retiró, es decir había, pero
no se detectó. Son los casos del Museo Gastronómico (casa Zubiko), el
edificio Casino del Parque de Lamuza, el tejado de los vestuarios del campo
de fútbol de San Martín, las jardineras del colegio de Gardea…y algunos
lugares más sobre los que no se ha actuado y, lo que es peor, lo saben los
responsables de la seguridad y la salud en el trabajo. Sí, los mismos que
decidieron, tras conocerse ese informe incompleto (por llamarle algo),
analizar los sitios que podrían tener dudas y, por otro lado, marcar los sitios
con amianto para quienes tuvieran que hacer algún trabajo se protegieran
frente al amianto. Sin embargo, no lo han llevado a la práctica.
Después llegó el caso del colegio de Latiorro, el aita de una niña, encendió la
luz roja por la existencia a simple vista de uralitas con amianto, y su mal
estado. Empezó a tirar del hilo, y se vio que ese colegio con la bandera verde
de la UE y otros certificados de seguridad y salud es pura mentira, un
fraude. Lo que se veía eran poco más de 300 metros cuadrados, pero el
tejado tiene ocultos por chapa verde 4.000 metros cuadrados de uralita.
La empresa NOVOTEC no vió esa uralita a la vista a dos metros de las
cabezas de los niños, pero tampoco los suelos vinílicos, ni las pizarras, ni los
quemadores-mecheros de las aulas técnicas, ni las jardineras con
amianto….NOVOTEC restó importancia a los efectos negativos del amianto.
Su informe sobre Latiorro quedó en a penas 45 líneas (por ser generoso) y la
delegada de Educación, la directora y los responsables del Gobierno censor
municipal lo utilizaron para decir que había “riesgo cero”, aunque esos 300
metros cuadrados y las jardineras fueron retirados. Pues bien, folio y medio
para justificar lo injustificable y desde la intervención de la Fiscalía, son más
de 800 folios sobre lo que ocurre en ese colegio. Lo más importante, porque

se está repitiendo con asiduidad una mentira: que el amianto del tejado está
encapsulado. Y eso es MENTIRA. Figura en los informes.
La mayor parte sigue en el colegio
La mayor parte del amianto sigue en el colegio y, en vez de adoptar una
medida urgente para retirarlo, por parte de Delegación de Educación y el
Ayuntamiento, no se ha hecho nada hasta que el aita de esa niña volvió a
iniciar una campaña pública de denuncia. Le ha costado que la delegada de
Educación de Araba le haya prohibido acompañar a su hija hasta su aula,
como hacen los demás padres. Y ¿quién le ha dado esa potestad a la
delegada de Educación de Araba? Nadie. Decisión dictatorial donde las
haya, seguida a pies juntillas por el Gobierno censor del Ayuntamiento de
Laudio, increíble.
Hace unos días el alcalde de Laudio ha tenido que reconocer que trabajan en
un proyecto, junto a la Delegación de Educación, con un coste de 400.000
euros. Ya se verá. Lo cierto es que se alarga innecesariamente este proceso
y, lo que es peor, el riesgo para los niños y las niñas, pero también para las y
los profesores que, salvo contadas excepciones, han callado ante este grave
problema del amianto.
El profesor de la Universidad de Granada Alfredo Menėndez-Navarro en una
publicación sobre el amianto explica que en 1935 se prohibió el uso de las
placas de fibrocemento-uralitas en los edificios escolares, por unos
problemas que se detectaron en esas fechas en Huesca. Después la presión
de la industria del amianto hizo que se retirara la prohibición.
El repaso a la situación del amianto siguió por la Casa Cultura, el taller de
Larra Bustingintza, el colegio Lamuza, el colegio de Ugarte, donde el estado
de las uralitas es mucho peor. Un montón de lugares con amianto y una falta
de diligencia en la actuación.
Por último, añadir que la comisaria de Empleo de la Unión Europea, sra.
Thyssen, confirmó en una respuesta remitida al Parlamento europeo que con
la campaña actual sobre seguridad y salud en el trabajo hay recursos
económicos para retirar el amianto. Hay que pedirlos. Hay que tener en
cuenta que el Consejo Económico y Social de la UE afirmó que la retirada del
amianto instalado tendría un coste de 10.000 a 15.000 millones por país.

Juanjo Basterra

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