Iritzia: Pisando barro
Periko y la lucha en la calle
Tres años desde que se fue. Recuerdo la entrevista que le hice antes de la
huelga general del 29 marzo de 2012, después viví innumerables episodios
junto a él, pisando barro, como le gustaba. Esa entrevista es como si la
viviera en cada momento. Un hombre humilde, luchador y con su inmenso
corazón y vista puestas en los y las luchadoras.
Llevaba en sus venas la lucha. Y, seguro, donde esté seguirá batallando por
la justicia social y la libertad de las personas y los pueblos. Tenía entonces
82 años. Periko Solabarria formó parte activa de la plataforma Berri-Otxoak,
porque «hay que estar en la calle para hacer frente a los poderosos y a
quienes se han vendido al capital». Y, por supuesto, estaba a favor de
participar en la huelga general y de hacer cuantas fueran necesarias favor
del Pueblo Trabajador.
Cura obrero, abertzale íntegro y militante, un ejemplo de luchador. Era el
«lehendakari» de Lutxana, como le decían sus vecinos, a los que saludaba
uno a uno, con su paso débil, pero firme. A sus 82 años seguía luchando
«como antes», a pesar de que sufrió la represión franquista de manera
intensa. Fue y sigue siendo uno de los «imprescindibles», sin duda. Para él,
la calle era la manera de llamar la atención y de «romper con los mensajes
que lanzan los poderosos» y «sus cómplices, los gobiernos, que son sumisos
a los intereses del poder. No hacen nada por favorecer al pueblo», señalaba
preocupado.
Estas son unas preguntas con las respuestas de Periko…
¿Cómo ve en estos momentos las condiciones laborales?
Hay un desengaño, una marcha atrás terrible. Una situación sangrante, dura
y dolorosa. Hay una cantidad de gente que no se vé lo que está sufriendo y
padeciendo en la precariedad, en la exclusión social, en la pobreza extrema.
Están escondidos, pero están ahí, porque no les llega para comer y menos
para tener una vivienda. Vivimos en una situación caótica, una situación de
extrema dureza, una marcha para atrás terrible. Desde la firma del Pacto de
Toledo (a mediados de los años noventa), que fue un hachazo que se dio a
los trabajadores, después se ha abundado en los recortes en el Estatuto de
los Trabajadores y con las sucesivas reformas laborales.
¿Vamos a peor?
Sí. Nos están haciendo mucho daño desde el sistema capitalista y la banca.
La Europa de los Mercados es la que ordena y manda, son los dirigentes
políticos de estos países los que obe-
Desde su conocimiento, ¿cómo está Ezkerraldea?
Se ha convertido en una zona de servicios, ya casi no queda industria. La
han desmantelado. Tanto en Meatzaldea como en Ezkerraldea. Han
desertizado la industria. Babcock, General Eléctrica, Aurrera, AHV, La Naval
y Euskalduna han desaparecido. Son miles y miles de trabajadores a los que
les han echado de una manera siniestra. No se ha recuperado esta zona.
Ahora sigue el mismo camino con, entre otras, Grúas Aldaiturriaga y
Konecta, que es una subcontrata de Iberdrola que se carga los empleos y
obliga a las mujeres a ir a Barcelona si no quieren perder el puesto de
trabajo. Tienen libertad de despido. Estamos en un momento terrible y
tenemos que pararlos, por lo menos ponernos en pie, luchar para que la
clase trabajadora resurja, porque es el principal valor de un pueblo.
[……]
¿Tiene esperanza en recuperar el espíritu de lucha?
Hay que volver. Creo que en la calle hay que tener más presencia. Hay que
tener el orgullo de Grecia. Cada uno donde pueda, pero que se nos vea en la
calle. Hay que tener presencia. Hay que denunciar, en grupos grandes o en
pequeños. Hay que estar ahí. Hay que hacer una denuncia fuerte y hay que
ser combativos. Porque nos están ganando la batalla por la pasividad que
hay. Los sindicatos, sobre todo los estatales, son correa de transmisión de
los gobiernos porque les inyectan dinero, están a sus órdenes.
Usted está integrado en el colectivo Berri Otxoak que ocupa la calle un
día sí y otro también.
Sí, en Berri-Otxoak, en las asambleas de parados, etc., se hace un trabajo
social importante. No hay que quedarse en casa, porque quienes nos dejan
en la pobreza y desprotegidos quieren que no se vea el destrozo social que
están provocando. Ocupamos un cajero de BBK, nos disfrazamos de
pingüinos para decir que nos dejan helados con los recortes y, entre otras,
conmemorar el golpe de estado de Tejero para denunciar que la reforma
laboral es un golpe de estado contra los derechos sociales y laborales.
Fue en 2012, pero su análisis fue certero. Hoy, tres años después de su
partida, le seguimos echando de menos. Sus consejos, su lucha, su
voluntad, su sabiduría… En enero de 2015 cuando ya estaba bastante en sus
últimos compases le acompañé a la marcha en favor de la vuelta a casa de
los presos vascos. Estaba empeñado y…fue. Era así, primero los demás. Su
valor y entereza la recuerdo, igual que unos meses después cuando apareció
en Barakaldo ante el juicio que iba a tener con los jóvenes de Ernai. Periko,
¡siempre en nuestros corazones! Agur, gudari.
Juanjo Basterra