Hoy hace dos años que nos dejó nuestro querido Periko. Para el recuerdo esta entrevista publicada en la revista PUNTO y HORA (Mayo 1990), donde hace un repaso a su vida y a la situación política y social del momento.
Su figura desastrada, arrastrando aquellos lastimosos zapatos desuelados, se hizo habitual en aquel callejón de Barakaldo, donde vigilaba, mientras sindicatos o partidos, decidían huelgas o campañas de Resistencia. Una raida gabardina, suplió a la sotana, y al fin, canalizó su vida encarnada en el anónimo ejemplo de un proletario, padre de familia, con la huella de la enfermedad de las minas. Le sacaron a la palestra política como ejemplo. Le declararon Diputado, aunque nunca le pagasen. Estuvo donde le pidieron, y sigue donde le dicen. Ahora es un trabajador más, aunque ejerza de concejal de HB en Barakaldo, solo que sin vivienda, que nunca tuvo. La solidaridad le ofrece un techo provisional a él y a su familia, Begoña, su compañera, Uxoa, Enara e Iraultza, sus hijos de 10, 8 y 6 años. Cualquier 1 de Mayo, la experiencia de Periko, es una historia del Movimiento Obrero en la Margen Izquierda de la Ria bilbaína. Periko no puede ocultar su sonrisa, todavía infantil, cuando le preguntan lo que le ha sucedido con la vivienda que le habían prestado para que viviera con su familia, en el barrio de Lutxana, junto a la fábrica Sefanitro.
-Fue el pasado día 7 a las 10 y media de la noche. Algo comenzó a arder en el desván, justo encima del dormitorio. Sólo tuvimos tiempo de salir con Uxoa, que era la única de los tres hijos que estaba en casa, porque los pequeños dormían fuera. Los documentos que almacenábamos en el desván, propaganda de HB y cosas así, ardieron en pompa. El fuego alcanzó el tejado, y casi toda la vivienda unifamiliar que se utilizaba también como sede de HB, quedó totalmente destruída. No hubo victimas, a excepción de la gata que nos habían regalado los Enbeita, y que murió asfixiada.
Pero su única preocupación ahora es volver a Lutxana
-Nos han recogido en otra casa, pero mi intención es reconstruir la vivienda y volver, allí, a Lutxana, en aquel ambiente que descubrí cuando comencé a trabajar en el Puente de Rontegi.
DIEZ AÑOS EN LAS MINAS
La vida de aquel cura joven se enmarcó en el mundo obrero con aquel primer destino que el Obispo Morcillo le adjudicaría en la Parroquia de La Arboleda y Triano, entre mineros y emigrantes de Jaén y Extremadura, donde transcurrieron los 10 primeros años de su vida de cura.
-El destino me marcó. Comencé dando sermones y ayudando en la escuela como maestro. Hacia de todo, hasta de veterinario. No eran católicos practicantes, y tenía que acercarme a ellos en su forma de vida cotidiana, en el trabajo. Tampoco era gente concienciada y casi ninguno estaba organizada. Comenzamos a hacer los primeros focos organizados en la HOAC y en la JOC. Luego fueron tomando otras opciones, lo más en el PC, algunos el PSOE.
Periko Solabarria recuerda aún alguno de los que ahora están militando en algunos Partidos, y que todavía le llaman D. Pedro.
-Recuerdo al concejal del PSOE, Sebastián Martinez, el alcalde de Gallarta, Puerto, y muchos que ahora están en HB.
Allí en pleno fragor de una labor social de base comenzó Periko su propia concienciación obrera, entre hojas clandestinas con olor de “fiambres de currelo”.
-Yo tenía mas conciencia obrera que nacional. Nos sentimos, sobre todo, antifranquistas esforzados en una tarea social. Pero allí nos convencimos también que no podíamos ser francotiradores, que había que integrarse en el mundo obrero.
PRIMER TRABAJO A MIL METROS
Su afán de identificarse con sus convecinos le llevó a dejar la sotana en su casa, y emplearse en una excavación subterránea para la conducción de agua a Ortuella. Discurrían los años 58-59.
-Trabajábamos a cuatro mil metros de profundidad. Había que excavar hacia arriba, y se nos llenaban los ojos de residuos. Dos murieron silicóticos, los otros dos quemados tocados. La verdad, duró poco, porque aquello no había quien lo aguantase. Nos daban 1.000 pesetas por cada metro excavado, y teníamos que dejar cien como prenda de que íbamos a continuar al dia siguiente. Con aquel dinero alquilábamos un burro que nos ayudaba a acarrear los escombros. Luego repartíamos “los beneficios”.
Comenzaron las críticas porque el cura trabajaba en aquellas condiciones. Quizá fue ese el motivo, o quizá el remordimiento del Párroco que se había trasladado a Barakaldo, dejando a Periko en aquellas condiciones. Lo cierto es que el Obispo, era ya Gúrpide, le destinó a la Parroquia de Santa Teresa en Barakaldo. Allí se fraguó el “cura Periko”, comprometido con todos los movimientos obreros clandestinos.
-Gúrpide me dio permiso para trabajar por la tarde. Me dio un rosario y oficialmente me permitió ir a la obra de Ansio, donde se estaba construyendo la factoría de Laminación de Bandas en frío, sin sotana. Mientras cambiaba su piso por un sótano que ocupaba un matrimonio de emigrantes gallegos con tres hijos, entabló contacto con otra célula de curas obreros, el jesuita David Armentia y todo su equipo. Después llegaron todas las organizaciones clandestinas.
Mi casa era el centro de reuniones, de encuentros. Yo me quedaba fuera, en el callejón vigilando. Socialistas, comunistas, abertzales de izquierda, Felipes, ETA Berri… Nicolas Redondo, Lalo, Los Ibarrolas, Unanue, Sartorius, Etxebarrieta, Marina, Basilio, Zallo… Al fin, me detuvieron por tres semanas, por las que me sancionaron con 200.000 pesetas de entonces. Me llevaron a Zamora, y allí conocí a los curas que estaban encerrados por colaborar con ETA…
CONCIENCIA NACIONAL
¿Fue allí donde comenzaste a entender la lucha de liberación nacional?
-En parte . Ya me había concienciado con los militantes que pasaban por mi casa. Aunque creo que los que más me llamó la atención fue conocer algunos de los que participaban en la lucha armada contra la central nuclear de Lemoiz. Allí comencé a comprender la eficacia de aquel tipo de lucha… Consideré al Frente Obrero como un movimiento revolucionario.
Mientras Periko vivía de lleno la lucha obrera en la zona industrial, también se identificaba con los movimientos sacerdotales contestatarios. Participó en la encerrona del Seminario con el grupo Gogortasuna y allí, como los otros fue excomulgado por Gúrpide que moriría poco después…
-Le sustituyó Cirarda, que nos levantó la ex comunión. Pero no se identificó con nuestras inquietudes. Las cosas siguieron igual. Me detuvieron dos veces, una después de la huelga de AHV, y después por propaganda y asociación ilícita. Entonces conocí la cárcel cocordataria de Zamora, y allí a muchos curas, entre otros, al madrileño García Salve…
DE CURA A OBRERO
Para muchos pasó desapercibida, entonces, la trayectoria de Periko de cura a obrero, o simple obrero, a secas.
¿Cómo dejaste de ejercer como cura?
-A raíz de mi vuelta de Zamora me intentaron trasladar a la Iglesia a Rontegi. No acepté. Quise protestar, pero Cirarda me respondió con la inhabilitación. No me recibió cuando quise entrevistarme con él. Entonces me quedé descolgado, y poco a poco decidí vivir mi vida consecuentemente. No pedí la secularización, simplemente formalicé mis relaciones como pareja y establecí mi familia.
Como obrero de la construcción vivió cerca todo el proceso de la Reforma. El camino del PSOE, el PC, EMK y el nacimiento de EIA, que en su primera confrontación electoral le llamó para encabezar la candidatura de Bizkaia, mientras Añua y Letamendia, Ortzi, lo hacían por Araba y Gipuzkoa.
-No salí. Una gran parte de la izquierda abertzale optó por la abstención. Ortzi, fue el único candidato electo.
Aquella experiencia fue, quizá, el primer compromiso político personal, y en el 77 la huelga de la construcción que le reportaría 45 días de cárcel, le introdujeron en los ambientes del Frente Obrero de ETA. Luego con la creación ce LAB llegarían otros compromisos sindicales.
DIPUTADO
A partir de aquellos momentos Periko siguió de cerca la evolución política de Euskadi.
-Todo el proceso del Pre-autonómico, la dejación de algunos Partidos, sus posicionamientos contra la lucha armada, fueron fraguando su criterio. Ante las elecciones al Parlamento Vasco de 1980, me llamaron de HB. Me parecieron correctas sus posiciones, y salí elegido parlamentario para Gasteiz. Después, en 1982, me volvieron a llamar para encabezar las listas de Bizkaia para el Parlamento español, volví a aceptar y salí elegido Diputado en Madrid.
Solabarria, el antiguo cura Periko, sabía que no ejercería como Diputado, pero aceptó el puesto testimonial, para dejar constancia de su alineación con sus compañeros de lucha… Desde entonces ha acudido cuantas veces se lo han pedido, y tiene un criterio muy acrisolado sobre los que habían sido sus compañeros de inquietudes y seguían siéndolo, y también sobre los que dejaron de serlo…
¿Qué diferencia adviertes entre aquel movimiento obrero de la clandestinidad y el de ahora?
-Entonces todos estábamos en una actitud revolucionaria. Luchábamos por derrocar la Dictadura. Pensábamos en la ruptura con el sistema, y en la Autodeterminación para Euskadi. Ahora, una gran parte se ha sumido en el entramado de la Reforma. Han asumido todo el entramado del sistema.
ALGUNOS RECUERDOS
¿Qué opinas de algunos de aquellos compañeros de lucha, de Nicolas Redondo, por ejemplo?
-Era un hombre muy combativo. Recuerdo que entonces en La Naval comenzaron con aquellos procedimientos que dislocaban la presión de la patronal, con aquel sistema que llamaban la culbera. Salían algunos en manifestación por la factoría y facilitaban la incorporación de la casi totalidad de la plantilla. Recuerdo que a través de él tuve el primer contacto con Felipe González, que le defendía en un juicio en Magistratura. Estuvieron todos los líderes obreros. Fue muy brillante y ganó el juicio.
UGT
¿Y que te parece Nicolás Redondo en 1990?
-A pesar de que intentase recuperar imagen el 14-D, sigo pensando que Nicolas continúa siendo muy reformista. Aquella ocasión no pasó de ser una limpieza de fachada. Le considero culpable de que esté vigente este Estatuto de los Trabajadores, que es más regresivo que en los tiempos del franquismo. Es indudable su complicidad en el actual sistema de contratación laboral en precario. Su actitud pactista, a espaldas de los trabajadores, su agresividad con todo el movimiento Asambleario, es evidente. Solo mantienen la figura para aparecer como defensores de la clase obrera cuando todo el mundo advierte que son los que la han desarmado. En resumen, han formado una casta sindical que dicen luchar por los trabajadores, pero sin los trabajadores.
Pero está al frente de un sindicato mayoritario…
-Que era minoritario entonces, pero que ahora ha atraído a muchos afiliados, porque cuenta con el apoyo de medios y la influencia del sistema. Tienen mucha gente porque es más fácil afiliarte a un sindicato que no exige militancia y te ofrece servicios.
CC.OO
En la clandestinidad eran los más revolucionarios, a pesar de que aceptaban al sindicato vertical para dinamitarlo desde dentro. Luego, el PC y Carrillo con su Reformismo han influido en su abandono de aquellos principios. Sellaron su integración en el sistema con el Pacto de la Moncloa.
¿Pero todavía pueden advertirse diferencias en su actitud con respecto a la que mantiene UGT?
-En realidad la diferencia que veo es que unos están en el Gobierno y los otros querrían estar en él. Todos han aceptado posiciones claudicantes. Creo que muchos de estos comunistas de CC.OO van a terminar en el PSOE. Casi todos mantienen una actitud de incomprensión con el tema vasco. En realidad han apoyado las luchas de liberación armadas en otros Países y no lo han admitido para Euskadi.
ELA-STV
¿Y qué piensas de la ELA de entonces y la actual?
-Entonces pasaban desapercibidas. No se les veía en la lucha obrera. Tenían dinero, pero no se les vio. Al fin y al cabo, se benefician de cotas del poder autonómico que anteponen a sus reivindicaciones de clase. En realidad apoyan una situación laboral de que se deriva de un Estatuto de Autonomía claramente impulsado por los intereses de la burguesía vasca.
LAB y ESK-CUIS
¿Qué opinas de los otros sindicatos llamados minoritarios?
-Por su incidencia tengo que recordar a LAB y ESK-CUIS. Pienso que estos últimos siguen manteniendo una postura revolucionaria y de reivindicaciones obreras sin concesiones al sistema. Incluso siguen en la postura tradicional de la lucha obrera vasca, aceptando principios que antes todos asumían, como el Derecho de Autodeterminación. En el fondo son los que más cerca están de LAB, sindicato al que pertenezco.
¿Qué opinas de LAB?
-Es un sindicato de representación directa de los trabajadores. Socio-político, Asambleario que apuesta por el cambio total, y fiel a la tradicional estrategia de la lucha obrera que acepta todos los medios de defensa contra la agresión de la Patronal. Se entronca con toda la tradición de la lucha obrera vasca, incluido su interés por la liberación nacional y social de Euskadi. Incluso, se acopla a la especial sensibilidad que recogí en las cárceles franquistas, defendiendo los intereses de esa parte de la clase trabajadora que por estar como presos políticos no pueden participar en la lucha obrera.
(P.Idoyaga)